(...)
La semana que viene iré de nuevo. La semana siguiente a esa haré lo mismo con la anterior, y lo seguiré haciendo hasta que sienta la necesidad de olvidarme otra vez de todo aquello.
No recuerdo a ciencia cierta cual fue el primer detonante que me impulsó a dejar mis creencias. Quizás fue la falta de un resultado verdadero en mi vida. Claramente no comparto con los mismos hábitos con los otros miembros del grupo. Eso mucho no me importaba como tampoco me importaba aparentar una realidad que no era mía, y me sigue sin importar. Es sólo sonreír y vaciar los ojos. Cualquiera puede hacerlo.
Te escribiré ni bien tenga algo relevante que decirte y espero tener realmente otros asuntos más atrayentes para contarte. El desahogo escrito de un pobre joven no es lo más divertido para leer. Conociéndote, se que tendrás una opinión diferente a la mía. ¡Hasta casi puedo sentirla moviendo mi bolígrafo! Dirás que mi desencanto con el mundo es más interesante que cualquier novela dispuesta a ser leída. También dirás, en un párrafo extenso, que preferís esperar algo parecido a lo que estoy haciendo ahora que un silencio sostenido por la lejanía que compartimos. Te reirás de mi uso anticuado, tan "de la vieja escuela", de expresarme hacía vos que me harás soltar alguna que otra carcajada para mis adentros. Después te preocuparás y no me lo dirás.
A lo largo de nuestro conocimiento mutuo, he aprendido a valorar esas intenciones ocultas de afecto. Antes me parecían molestas y propias del aburrimiento. Hoy en día se que no es así y en un futuro espero sentir la misma sensación para todo aquel que me rodea.
Por último diré que volver a esta ciudad me hizo pensar mucho. Cada pequeño eslabón de movimiento, cada naturaleza rodeada de artificialidad, cada inconsciente función de cada persona que cruza, dobla o se detiene, me permite recordar aquel viejo detalle fundado de niño, que aspiraba al viento de la tarde convertida en noche y exhalaba un aliento citadino armónico, regocijante y justo. Me encantaríamos que pudieras entenderlo. Sería grandioso haberte tenido a mi lado en todo recuerdo significativo y evocativo. Sin duda, lo que nos limita, nos puede hacer entender a su modo estas viejas cuestiones que a cada rato nos hace sentir desprovistos de algo, que no sabemos muy bien que es, mas lo requerimos para seguir viviendo.
Tu y yo, sinceramente,
Esteban.
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