sábado, 30 de octubre de 2010

Hoy nacemos

Dicen que Jesús nació el 25 de diciembre. Que fueron los reyes magos a su encuentro. Esos reyes confundidos, guiados mal por las estrellas, por la errante astrología. Ellos que en verdad buscaban a Satanás, que tenía más ritmo y vendía una magia blanca sin tanto corte y porquerías dentro. Jesús nació, mejor dicho, nace, porque nace cada año, y como parte de un fenómeno privado, todos festejan.

En abril, es la fecha que el Mesías, según me dijeron en catequesis, el hijo de Dios, murió. Murió en época de roscas de pascuas y conejos blancos. Se las llaman «roscas de pascuas», porque el que las hizo estaba pasado de rosca, muy puesto, avivado al por mayor. ¿Cómo alguien pondría un huevo entero en una torta dulce? ¡¿Con qué criterio?! Y ese conejo blanco, que a veces es conejo negro cuando se junta la resaca del blanco y se lo corta con vidrio molido, para vendérselos a los pobres de mente y de corazón; A esos conejos, de esos que Alicia perseguía, de esos que Jefferson Airplane mencionaban en uno de sus temas, de esos a quienes también les comemos sus hijos, sus crías, en forma de huevos, son la causa de que haya una tienda especializada de venta de conejos en el Bajo Flores. Te los venden sanos, fuertes y dentro de una bolsa verde.
Jesús murió, muere cada año, rodeado de todo eso y más, que por orden de causa, no puedo alegar ni contar. Murió en un burdel, en un bulo, en un kilombo que fue y es el mundo, en donde las palas de los mineros levantan no sólo tierra para que la Luna, la rastrera de la Luna,siga girando alrededor nuestro. Y siga girando... Y festejando.

Nosotros, cada uno de los presentes, nació de un útero materno. Tenemos eso de común. No importa si fue por cesárea o por una dilatación vaginal de muchos centímetros, o porque Dios se cogió a tu madre. Naciste como todos lo hicimos. Nacimos y en nuestra fecha de cumpleaños lo recordamos.

Hoy, 31 de octubre, Halloween, el día de los muertos, hoy precisamente, es el día en que morimos. Todos morimos en este día y lo celebramos. Lo celebramos no por morir, no porque queremos tener un funeral alegre, en donde la Muerte pueda bailar. Lo celebramos de la misma forma en que Melchor, Gaspar y Baltazar festejaban el nacimiento del hijo de María y José, este último actuando como padre sustituto y seguramente, homosexual. Hoy morimos, pero también, hoy nacemos. Hoy los pulmones respiran ese nuevo aire de vida y exhalan cenizas, si, cenizas; cenizas eternas mortuorias.

Por eso mismo, muerdan las manzanas con hojas de afeitar dentro. Mastiquen los caramelos con droga inyectada. Pidan «Dulce o truco» y sufran las consecuencias ambiguas y no al pie de la letra. Diviértanse y mueran, mueran que si lo hacemos, ¡viviremos eternamente en este día!

-Palabras del Cabo Montiel a sus feligreses-

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