jueves, 1 de diciembre de 2011

Nunca poseer a nadie

En mi lucha para mejorar mi estilo de vida, de acuerdo a pensamientos que denomino correctos y útiles para la realización de mis actos, he llegado a entender que cualquier tipo de coerción hacía el individuo, es erróneo y no debe realizarse. Uno puede proponer y exponer, pero nunca imponer. Como meta, debo hacer a la gente más libre de otros y de si misma, enseñándole que la Libertad es la base esencial de la búsqueda del conocimiento y el bienestar.

Es claro que el desapego genera dolor y que al hacerlo, uno se vuelve más solitario y suele sentir más en carne propia la soledad y su influencia en nuestros sentimientos. Considero que es un sacrificio, que traerá como resultado mayor beneficios a nuestro entorno. Al observarnos, se darán cuenta que una de las maneras concretas para cumplir con sus logros en la existencia, es la que se crea mostrando un ego desafiante y un amor a la acción sin miedo. Uno tiene que ser su propio héroe y tiene que hacerlo por si mismo.

Hay muchas personas bienintencionadas. Gente con la mente correcta, encaminada a los buenos actos y que ven al hombre como ser dual y nunca como parte de extremos fundamentalistas. Las mejores emociones se dan cuando los afectos opuestos se mezclan entre sí.

La alegría es mejor cuando está presente la tristeza, el amor es mejor cuando el enojo sale también del corazón y no se calla, la paz se torna salvaje y efectiva, de la mano del ímpetu. Si pensamos que todo es tal cual de cierta manera, y los resultados obtenidos de vivir nos demuestran lo contrario y nosotros no entendemos la dualidad interna del individuo, sería semejante a darnos la cabeza contra una pared que pensábamos que no existía. Estaremos frente a una verdad que buscamos a toda costa, de manera inconsciente, de ocultar. Y a las cosas no se las tiene que esconder en lo más profundo de nuestro ser; se las tiene que dejar salir a luz y ver como ese pequeño conocimiento que teníamos guardado, logra afectar a los que nos rodean y a nosotros mismos. Las verdades ocultas son las verdades más puras, y por lo tanto, también es nuestro deber hacerlas notar.

Las personas bienintencionadas, sigo diciendo, son un factor clave para hacer al mundo, un lugar más estimulante. Ellos nos ayudan a superar obstáculos, que por nosotros mismos, no podríamos hacer. Nos dan herramientas para eso, nos orientan hacía la consciencia de la solución de nuestros conflictos, proporcionan una fuerza de choque sobre la adversidad muy grande. Sin embargo, he descubierto una falta en ellos y es mi compromiso, como libertario mostrar.

Todas mis acciones se basan dentro de la clandestinidad. Mis métodos son personales y no me molestan ya superar ciertas barreras culturales, conscientes y sociales. Ni la ley, ni lo mítico-cultural, ni lo racional, ni ninguna variante intelectual del Hombre me molestan, en especial la judío-cristiana, para quien preparo mis mejores ataques. Podría no vérseme como una “persona bienintencionada” y me parece perfecto. Yo miro desde afuera, porque de esa manera puedo observar mejor.

Se que nuestros objetivos son parecidos, mas hay mañas difíciles de erradicar y una de ellas, es el concepto de amor burgués. Decía Marjane Satrapi en su obra Persépolis, que el amor “es un sentimiento burgués y mezquino”. No podría estar yo más de acuerdo. La poca necesidad de supervivencia, nos acerca más al estado alejado del instinto que tenemos. Nos vamos al mundo de las ideas y nos quedamos ahí, sin buscar transmitir la abstracción a la realidad que conocemos. Preferimos quedarnos en lo ideal y solemos usarlo como vara para medir los actos de los otros. Nada que se tome como medida a una abstracción, podrá originar buenos resultados. De nada sirve explicar lo hermoso del aprendizaje autodidacta, a alguien que sufre de inanición. Podrás explicar los placeres de la paz interna, pero si la persona que escucha sufre las represalias de una sociedad discriminadora, de poco le sirve. Si la buena idea no se transforma en acción de nada sirve y está en nosotros, originar las acciones de todo lo que veamos interesante. Por lo que, el amor ligado solamente a lo sentimental, solo origina un apego miserable, castrador y carente de ambición beneficiosa. No solo eso, sino que se opone, cual antagonista, al pensamiento de liberación del individuo y es a su vez, un modo de coacción.

Es un modo de coacción, porque “obliga” a la persona a estar atada a la otra. Esta atadura es doble, tanto consciente como inconsciente. Hay quienes llenan el vacío que sienten en sus vidas con el afecto de otra persona, nublando su juicio y sus preocupaciones. Se niegan a avanzar y a realizar sus actos queridos,
debido a que, con el amor sentido les alcanza. Hasta puedo decir, que el nacimiento de muchísimas familias se debe al fracaso de los sueños de las personas que la componen, o la carencia de ellos. Piensan: “Si no puedo lograr lo que quiero, por lo menos tendré una familia, que me permitirá tener y cuidar hijos, para que ellos traten de cumplir con sus propósitos, si es que lo tienen”. De esta manera entendemos la razón de ciertos padres que se decepcionan cuando los hijos no realizan las acciones que ellos estipularon. Se ven a ellos como fracasos y a los hijos como la manera de redención necesaria. Al ver que se pierde su idea, continúan ellos como fracasados y la decepción es grande.

La baja autoestima que los Seres Humanos se tienen también es un factor preocupante. No creen que pueden hacer nada por ellos mismos y esa limitación, da más fuerza a los elementos de represión social. Por eso mismo, disiento sobre la tradición cultural del matrimonio, la pareja, la relación afectiva que opaque mis deseos personales, viendo a los métodos amatorios de hoy, como poco convenientes.

No me niego ni me cierro al amor. Es claro que es un sentimiento importante en nuestras vidas. Sin embargo, no veo al amor como más que un sentimiento agradable e interesante. No veo la utilidad de ponerlo en un pedestal y adorarlo como una deidad. Volver al amor como un hecho mundano, es una de las mejores formas de verlo.

Puedo proponer una variante a esta problemática, al amor que reprime los deseos de las personas. Un esbozo de idea, una solución a medias que debe ser completada por el que la pone en práctica. No hay una solución para algo, porque la gente tiene siempre su propia interpretación de los asuntos complejos. O lo interpretan a su manera, o lo niegan rotundamente.

Cuando era chico, presencié uno de esos momentos propios de la epifanía gracias a la casualidad latente y a un ser preparado para interpretarla. Estaba viendo una película por televisión, ya empezada y en la escena que estaba observando, había dos personajes. Era una película de época, de mediados de 1900. Un aire de cambio sobre las tradiciones reinantes se olía en el aire. La búsqueda de nuevas costumbres se buscaba en la experimentación y lo podías entender en la historia ligada al amor, al placer y a la confusión general. Estos dos personajes eran mujeres. La mujer era experimentada, de mediana edad y poco atada a convicciones pasadas. La otra mujer, dictaba más ser una joven ignorante de las cuestiones de la existencia. Presenciaba dos opuestos que se complementaban, en una época lejana, pero no diferente a la mía. Uno, como espectador, sabía que había un problema sentimental reinante y que se buscaba resolver. La mujer madura, a modo de consejo le dice a la muchacha: “Ama al amor y no a la persona, porque sino, te vuelves esclavo de ella”.

A tan corta edad, no pede entender el verdadero significado de esta certera frase. No solo creo que es así, sino que hasta puedo agregar, que uno se vuelve esclavo también de las actitudes de la persona que ama. Hay personas que suelen limitar mucho más a las otras. No dejan que piensen por sí mismas, que denigran sus pensamientos, que hacen sentir a la otra persona como miserable. A pesar de todo esto, dicha victima no puede hacer nada al respecto, porque ama condicionalmente a la persona que la perjudica. Eso no es dual. Si fuera así, sería natural y no ocasionaría sufrimiento a la persona. Uno puede discutir con la persona que ama, pelearse también y opinar de mil maneras diferentes. Sin embargo, si el amor es lo suficientemente entendido como un factor más en la relación con la otra persona, los conflictos serían parte el camino de vivir del individuo. Nótese la realidad de lo que digo con algún padre, madre, hermano, amigo, pariente o quien quiera, que ustedes pueden tener sentimientos conflictivos, pero que nada cambia en el fondo, por el afecto que se le tiene. Ese afecto no es coercitivo, no es apego; es más bien, un respecto sentimental.

Mi idea es simple: Hay que amar, sin olvidarse que es uno de los tantos sentimientos y percepciones que podemos tener, y que si amamos, tenemos que hacerlo sin olvidar nuestras metas y objetivos ni las metas y objetivos de los otros. Podemos sentir pasión, que nacerá de adentro nuestro al vernos acercarnos a lo que queremos para nuestras vidas. Aprenderemos a querer mejor a las personas, porque no buscaremos que nos quieran como nosotros pensamos. Nos querrán a su manera y nos encantará eso. El amor será tan libre como nosotros mismos. Tampoco temeremos a sentir afecto por cuantos queramos, porque veremos los diferentes puntos de vista que se tiene de dicho sentimiento. En definitiva, nunca poseer a nadie.

Se que es complicado, lo sé muy bien. Una de las cosas más difíciles de cambiar para uno es un hábito. ¿Cómo cambiar un hábito que viene de toda nuestra vida? ¿Cómo cambiar algo que desde hace mucho tiempo se nos dice que es lo correcto? No tengo respuesta para eso, pero si suposiciones. Ahora es cuando ustedes tienen que melancolizarse y pensar al respecto. Por lo menos, buscaremos que las cosas no se estanquen y sigan para delante, avanzando naturalmente.

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