viernes, 9 de enero de 2009

La inocencia en un frasco rojo que late

Era similar a un círculo
cuando se raspaba las rodillas
y dormía cuatro horas por la ansiedad.

Se estiraba para luego girar, girar y girar.

Podía sentir el cansancio de brazos inmaduros
y del corazón todavía no preparado
para advenimientos como los que vivirá.

Es la octava que parte en "la"
y congenia muy bien con "mi",
vibrando al compás de cierto suspiro,
vestido de elegante seda y alharaca carmesí.

No vaya a ser que usted piense en eso
y caiga en rincones olvidados y polvorientos,
solo respire y suavemente acaricie mi rostro
deléitese con la envidiosa mirada de los otros.

Girar, girar y girar.
Se estiraba para luego girar, girar y girar.

No podrás decirme que tus problemas no desaparecieron,
en el tiempo en que se prolongó nuestro beso.

Girar, girar y girar.
Se estiraba para luego girar.

Piensen que el poema es cantado por alguna cantante de los años '30 con voz ronca, pero agradable y acompañada por una orquesta basado principalmente en un piano y un acordeón bien temperado.

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