lunes, 6 de abril de 2009

El pájaro está herido

La marea se mueve tranquila en una tarde soleada. A lo lejos se oye un incesante pío.
El reflejo del Sol se interrumpe debido a las vibraciones que ocasiona un ruido fuerte y tosco sobre alguna superficie cercana a dicha estuación.
El Sol regresa a estar presente en el mar, en el momento en que se oye un disparo. Otro ruido tosco aparece.
-Tiro libre, pase y gol, compañeros. Así de fácil. -Se le oye decir a un cazador local.
El cazador es una persona de unos treinta años, de contextura atlética y poseedor del vicio de mascar chicle. Mastica todo el condenado tiempo.
Se acerca a un gran árbol, en donde en el suelo hay varias aves muertas. Son aves de plumaje oscuro, aparentemente de poco valor.
El ojo brilloso de una de ellas, se cierra para luego abrirse, muy lentamente. Su pecho está agitado. Hay sangre en sus plumas y un círculo también en ellas. La punta del arma encañona la cabeza de la agonizante ave.
El cazador se encuentra ahora serio, mascando sin cesar y mirando indiferente al ave. El sonido del mascado parece avivar más las llamas del malestar por fallar.
-Así de fácil.
El golpe metálico del arma que golpea al animal hace temblar de forma superficial al mar nuevamente.

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