Te contesto, pero no te oigo
no te permito entrar
ni aunque me cueste la enteresa
¿Sabés como me llamo?
Segunda venida de Jesús
en un cuerpo cubierto de lodo.
Y pegas las hojas a mis pies,
las transformo en sandalias
abres mis mentes,
alcanzo incienso y quemo
porque no temo,
ni enjuicio a la puerta que se cierra
y lamenta el enfoque de mi fé.
No es un sueño,
es la realidad
no es un lamento
no hay soldados correctos
en un mundo imperfecto
me decían al sacudirme
¿A donde fui?
A juicio distante
nada de langostas e ira
ni puertas rojas.
Te contesto, pero no te oigo
no te permito entrar
ni aunque me cueste la enteresa
¿Sabés como me llamo?
Segunda venida de Jesús
en un cuerpo cubierto de lodo.
Llorar no funciona si en el bosque
metido estás
imperfecto delante de ojos
que te atormentan
para que te vayas
y huyás, corrás de la fraudulencia
de una existencia inconexa
metida en absenta seca
vos, no te atrevas siquiera
te contesto, pero no te oigo
callando y llorando retoños.
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