El amor a repetir lo malo

Quiero desahogarme un poco y escribir en mi querida bitácora. Hoy me levanté temprano, luego de dormir muy pocas horas. Los fin de semanas, me cuesta acostarme en un horario relativamente normal. Perdí mi llave, pero le encontré solución. Volví a leer el blog de Clarísimo Días (http://clarisimosdias.blogspot.com.ar/), artista que me encanta y que la sigo desde sus comienzos. Lamento que esté tan desaparecida por la web. A veces extraño el pasado y me molesta no poder aprender algunas cosas de él. Conozco la lección, sé las respuestas del examen, pero de todas maneras, me acobardo para entrar. Claro, dicho metafóricamente. Solo puedo alegrarme tristemente, que en algún momento de la vida superaré esa incurrencia del mal dentro mío, y que ahora no estoy preparado.
Dentro de un rato me vestiré y saldré para hacer mis cosas. Debo hacer un trámite aburrido, averiguar lo del remedio para mi gato, y no se que más. Quiero regresar tan pronto a mi hogar y acomodarlo, embellecerlo, tomarte una taza de té y estar con mi gato y mis sueños. Me molesta salir de día. Y más con este humor.
Puedo contar historias divertidas, o pensar en poemas raros o con ideas para decir, o sacar ideas en forma de ensayos y reflejar como veo la vida, pero la escritura, en su modo catártico, es mi modo favorito. Escribir cumple su rol en mí, de psicólogo, de consejero, de mentor, de gurú, de persona que te abraza. Quizás, lo único que necesito para estar no-mal todo el tiempo, es acomodar mi vida como acomodo las palabras sobre este lienzo que es la blanca hoja virtual. Quizás todo se trate de acomodar las cosas a su manera y en la forma correcta. Seguro que estoy aprendiendo una de esas lecciones, que me dice como actuar y resolver las cuestiones, y que no le haré caso debido a mi tremenda cobardía de permitirme vivir sin emociones oscilantes.
No lo sé, igual sonriendo porque todo este me hizo bien. Gracias bitácora, gracias lectores, gracias espacio que a nadie le interesa porque no es el estilo de nadie. Gracias.