Viajo por el hecho de poder escapar de lo que conozco. Mucho de lo que veo, de lo que tolero, me hace mal. Aquí, donde casi nadie me conoce, puedo pensar diferente, en otras cosas. No todo debe referirse a pensamientos sobre el trabajo, el sexo y la supervivencia poco humilde. Puede haber algo más. Eso espero.
El viaje en sí estuvo bien. Poca gente, mucha comodidad, mucho descanso, diversos sueños y bastantes intentos para evitar pensar en lo de siempre. Paré un par de veces para fumar y recorrer. Compré un regalo en Río Cuarto. Nunca había hecho eso antes. Me agradó.
Mi hermana me llamó un par de veces en el trayecto. Fue algo lindo. Se notaba que me extraña y su ayuda previa al viaje, me hizo mucho bien. Se lo tengo agradecido.
La llegada a estas tierras también fue genial. El frío era de morirse y la soledad del ambiente se hizo presente. Saludé a unos señores sin hogar que tomaban mate en la estación, mientrás me fumaba el primer cigarrillo en tierras puntanas.
A lo lejos divisé un auto que se movía a mi dirección. No lo reconocí de inmediato, pero si me recordé la idea que tenía mi tía de cambiar de vehículo. Seguro que "ese" era el cambio que quería. El auto frenó y abrí la puerta y escuché sus voces. Son voces que me traen mucha alegría. Me subí y fuimos a su hogar. Me siento un poco incómodo con ellas, en ocasiones. A veces no se de que hablar. Soy un tipo demasiado raro como para proponer temas de conversación. Por eso intento mostrarme amable y divertido. Es claro para mí, que aprecian más la compañia de mi hermana que de mí y está bien. Entre chicas se entienden más.
Llegamos al lugar que será mi hogar por unos días. Tomamos algo caliente, un par de infusiones. Yo me moría por un trago. Charlamos un poco, de temas triviales. No estuvo mal. Les conté lo que aprendí sobre el mundo de la cocina. Creo que mis nuevas ideas no fueron tan bien recibidas por los paladares poco probador de mis parientas. Y no es su culpa. Casi nunca cocino para nadie y mi gusto alimenticio debe dictar de extraño. Yo solo busco que tenga mejor sabor o un sabor en especial. No se como otra gente ve a la comida. Además, lo mío siempre es austero.
Noto una mejor relación con mi prima. Me ve como algo llamativo, como eso que le gusta ver por Internet en cuanto a nuevas tendencias artísticas, o yo que sé. Si, digamos que estoy involucrado en eso. Mucho tiempo de mi vida he estado involucrado a todo ese mundillo. Tampoco es algo que me haga sentir muy orgulloso. A veces me averguenza la idea de no tener un título técnico en algo, por ejemplo. Mi vasto conocimiento de cine no ayuda mucho al universo de los demás. O por lo menos por aquí, parece difícil que lo haga. De todas maneras, he sobrevivido y eso me da cierto orgullo. Mínimo orgullo, a decir verdad.
Me puse a ver televisión. Recuerdo que son mis vacaciones y que quiero descansar un poco. Mi tía se fue a dormir. Dios, no quiero sonar mal con esto, pero se ha puesto muy buena. Dudo que se haya operado, no es tanto de su estilo. De todas maneras, se ha puesto demasiado hermosa. Voy a tener que usar mi mayor concentración para no mirarle tanto su busto. Veo que en MTV pasan South Park y me quedo viéndolo en silencio. La prima procastina en la red. Me comenta ella un par de cosas que escucho y respondo bastante emocionado. Ella me habla a mí, o sea, me demuestra interés. Me habla de sus cosas, de sus gustos. Me muestra unas fotos. Yo le muestro unas fotos de una amiga mía de cabello hermosamente teñido y espansores de tamaños colosales. Luego le muestro mi futura idea para tatuarme y le digo que me gustaría que me haga un arete en la oreja. Me dice que si y acordamos también ir al cine y de andar un rato en skate. Quiere mostrarme un nuevo truco que aprendió.
Luego de tres episodios de South Park, ella se va a dormir y me ofrece la Notebook. Antes de eso, le regalo una bandana roja que suelen vender en la Bond Street. Me había mostrado una foto de una niña con una bandana similar que la peinaban. Le dije que me espere un instante. Fui al cuarto en donde estaba mi bolso y al regresar, se lo tiro sobre la computadora. "Feliz navidad", le dije. Su sorpresa fue genial. Entonces, tras marcharse, reviso unas cosas del trabajo del finde. Luego charlo con una vecina mía, Pink le dicen y me entretengo con la conversación sobre comida peruana, bandas punks del barrio y mi repentino viaje.
Luego que Pink se desconectara, decido higienizarme un poco. Terminado eso, voy a la cocina y abro la heladera. Conociendo a mi tía, tendrá muchas bebidas alcohólicas para beber ahí. Y no me equivoqué. Veo un whisky debajo de todo, colocado en la puerta de la heladera y me sirvo en una de las tazas de té de temprano. Tomo y como las sobras de la comida que había llevado para el viaje de ida. Intento ver un episodio de una serie que me ha estado interesando y no puedo. Le pongo un poco de agua mineral que tenía al whisky para hacerlo más bebible. Un sacrilegio para un rico Breeders. Pienso en la frase:
"EL WHISKY ES UN ÍNTIMO AMIGO."
Y es cierto. Recuerdo leer "El siciliano" tomando un poco de whisky barato con jugo a la tierna edad de 16 años. Y no hay nada mejor que un buen whisky para saborear, aunque haya sido rebajado con agua para soportar lo ardiente de su pasar.
No se que haré mañana, en verdad. Mi tía saldrá a trabajar y no quiero molestarla. Mi prima tiene cosas que hacer, antes de hacer nuestras cosas. No quiero molestar a nadie. Debo recordar que son mis vacaciones. Quiero no incomodar. Me gustaría ver a mis primos.
Sin nada más que contar o quejarme, les escribo luego.
Salut.
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