Yo se qué,
el alma de aquella joven
no se puede explicar
y no se puede
porque mis ojos,
aunque sorprendidos por la pasión
no quieren mostrar tanto dolor.
Lo que me queda por hacer
mientras sigo las vibraciones
de todo lo sonoramente nuevo
de mi vida,
es discutirle.
Y lo que puedo hacer
es disfrazarme de decentes palabras
seguramente mal redactadas
que ella entenderá más que yo
para contarle lo que veo de su alma:
Nada bueno.
Si me discutiese un poco más
le diría la verdad,
porque no hay nada me pueda más
que escuchar caprichos de calidad.
Pero no me importa,
mientras sigo las vibraciones
de todo lo sonoramente viejo ahora
de mi vida,
y pueda un rato discutirle.
Dejarse llevar por la corriente.
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