viernes, 18 de marzo de 2011

Californication


O como escribir de la vida moderna sin morir anticuadamente en el intento




¿Se acuerdan de aquellas películas de los 50 de ciencia ficción futuristas, en donde grandes máquinas con luces y palancas, realizaban una tarea, generalmente impulsada por un malvado genio maligno, que siempre dificultaba al pobre de nuestro cándido héroe? Bien, señoras y señores, con ustedes, la computadora. Mismas luces, mismas palancas, mismos malvados genios malignos .

Tenemos a la criatura, ahora nos falta al héroe, que como toda adaptación moderna, debe lucirse por el mundo bajo la percepción del anti-héroe. Debe ser un perfectamente imperfecto salvador del mundo. Es ahí cuando Tom Kapinos aparece desde el escondite del anonimato y da vida a nuestro prometeo moderno: Hank Moody, el protagonista de Californication.

En agosto del año pasado, Showtime pone al aire el piloto de esta serie, que mezcla la comedia con la auto-crítica, pasando por el drama hasta el erotismo. A diferencias de otros productos cómicos, este no se estanca en la simple idea de producir una sonrisa al espectador, sino lo que busca realmente es la comprensión, el aval a esa frase que nos dice que todo el mundo es un maldito crítico, y más ahora con el surgimiento del entidades creadas para la expresión de cada individuo de la sociedad.

Contando con doce capítulos, vemos a Hank, un escritor que no es escritor, sino meramente un hombre que ama la idea de escribir, pero que discrepa cinicamente de los beneficios del amor. Quizás por ese mismo motivo, lo vemos lidiando con sus vicios, con sus pruebas de vida que demuestran que todavia esta vivo, y que siente, y que nunca ha dejado de ser quien es, a pesar que la inspiración no toque su puerta. En estos tiempos, carece de las musas interpretativas, de esas que los griegos tanto veneraban y creían que venía de lo más oscuro de la Naturaleza; su nueva fuente de expresión proviene de algo mucho más humano, más terrenal, derivado de un sitio que nos muestra lo desperfectos que somos. Nunca fue tan inspirador el sonido repetitivo de los soportes de la cama.

¿Se acuerdan de aquellas películas de los 50 de ciencia ficción futuristas, en donde grandes máquinas con luces y palancas, realizaban una tarea, generalmente impulsada por un malvado genio maligno, que siempre dificultaba al pobre de nuestro cándido héroe? Bien, señoras y señores, con ustedes, la computadora. Mismas luces, mismas palancas, mismos malvados genios malignos .

Tenemos a la criatura, ahora nos falta al héroe, que como toda adaptación moderna, debe lucirse por el mundo bajo la percepción del anti-héroe. Debe ser un perfectamente imperfecto salvador del mundo. Es ahí cuando Tom Kapinos aparece desde el escondite del anonimato y da vida a nuestro prometeo moderno: Hank Moody, el protagonista de Californication.

En agosto del año pasado, Showtime pone al aire el piloto de esta serie, que mezcla la comedia con la auto-crítica, pasando por el drama hasta el erotismo. A diferencias de otros productos cómicos, este no se estanca en la simple idea de producir una sonrisa al espectador, sino lo que busca realmente es la comprensión, el aval a esa frase que nos dice que todo el mundo es un maldito crítico, y más ahora con el surgimiento del entidades creadas para la expresión de cada individuo de la sociedad.

Contando con doce capítulos, vemos a Hank, un escritor que no es escritor, sino meramente un hombre que ama la idea de escribir, pero que discrepa cinicamente de los beneficios del amor. Quizás por ese mismo motivo, lo vemos lidiando con sus vicios, con sus pruebas de vida que demuestran que todavia esta vivo, y que siente, y que nunca ha dejado de ser quien es, a pesar que la inspiración no toque su puerta. En estos tiempos, carece de las musas interpretativas, de esas que los griegos tanto veneraban y creían que venía de lo más oscuro de la Naturaleza; su nueva fuente de expresión proviene de algo mucho más humano, más terrenal, derivado de un sitio que nos muestra lo desperfectos que somos. Nunca fue tan inspirador el sonido repetitivo de los soportes de la cama.

Además de tener relaciones, pierde la cabeza por el alcohol y las drogas, amigos de practicamente, toda su vida. Obviamente no es el claro arquetipo del escritor setentón, escribiendo en una vieja máquina de escribir, mientras ve como descansa su mascota en sus pies y deleita un cigarrillo y toma su mórbido café. Más bien, podemos asociarlo con la vida de una estrella del rock, en donde el desenfreno es plato fuerte del día.

Ingenioso y profano, se desenvuelve en California, tierra adoptiva del neoyorkino, en donde una película de comedia romántica en cartel, hace eco de sus victorias pasadas, tan alejadas de él en la actualidad. Es divorciado de Karen, su primer y única esposa, interpretada por Natascha McElhone, por quien todavia su corazón late fuerte, dificultando así el hecho de la separación. Tiene una hija, la pre adolescente Becca, que es representada en la pantalla chica por Madeleine Martin, una joven nada convencional amante del rock y propietaria de una sabiduria que aveces es la única voz cuerda en la historia.

Un cierto día, entre la espada y el rivotril, su agente, Charlie Rumkle, le ofrece un trabajo, acción que hacía años que no desempeñaba desde su último éxito en forma de libro, denominado "God hates us all" (Dios los odia a todos). Su labor debería ser escribir periodicamente en un blog, contando sus experiencias y convicciones, para la compañia Hell-a. A pesar de su narcisismo extremo, que siempre vuelve a lo dificil más dificil de hacer, este actúa como un acto de protección inconciente, encubriendo lo más interesante de la ciudad norteamericana. Hell-a tuvo el tacto en decifrarlo, aunque veremos que no todo lo que brilla es una idea sin pretenciones ocultas.
En la vista de una nueva fuente laboral y mientras masajea de forma masturbatoria sus palabras, se entera del futuro casamiento de su ex-esposa, hecho que lo molesta y lo aleja de su meta en la vida.

Con todo esto se enfrenta nuestro héroe, cuyo camino a la redención puede estar ligado a la ingesta sexual de tres comenzales, donde dos de ellos tienen clítoris, más que a la búsqueda de un sentido supra-natural, lleno de moralismo y olor a naftalina.

David Duchovny, conocido por ser el agente especial Fox Mulder en los X files y realizar alguna que otra película trás a abandonar la serie, intepreta al personaje principal y lo hace de una manera majestuosa. No solo el que escribe esto piensa que Duchovny dió en el clavo al elegir este papel, sino también el jurado de los Golden Globe, que lo premiaron por mejor performance en una serie de comedia.
En definitiva, Californication es lo que se vé: Salvajismo y franqueza. Una obra maestra para entender y deleitarse. 

Artículo viejo mío para AF. 

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