lunes, 20 de junio de 2011

Escena eliminada de Gracia Divina

Esto que leerán no aparecerá en el primer tomo de lo nuevo mío que leerán. Es exclusivo del blog. 

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Lo primero que hace Gabriela al llegar al departamento, es atarse el cabello con una colita. Luego se sienta frente a la pintura. Algo parece incomodarla, por lo que apaga las luces que estaban prendidas en el living, quedando a completa oscuridad. Prende una lámpara pequeña, ubicada al lado de la computadora. A pesar que la lámpara no es muy grande que digamos, la potencia de la lamparita es lo suficiente como para iluminar bastante el cuarto. Se sienta nuevamente frente a la pintura.
-¿Cómo sería el lugar ideal para la gente solitaria? –Se pregunta.
-¿Cómo sería el lugar… -Acerca su rostro cada vez más al cuadro- para aquellos que no tienen tampoco lugar a donde ir?
Se incorpora y se pone a preparar sus utensilios para pintar. Está en la cocina, en el fregadero, limpiando los pinceles que conservan pintura seca.
-Me imagino a la soledad como un pequeño lugar, bastante acogedor, donde los solitarios aparecen cada tanto, pero en realidad, ninguno se conoce entre sí. Un sitio, como si de un bar escondido se tratase.
Cierra el grifo. Se acerca al reproductor de audio y hace que suene el mismo disco de Death can dance. Se pone a pintar y lo hace muy apasionadamente.
-Hay momento en donde uno actúa… -Se dice así misma entre pinceladas- de manera razonable. …puede entender muchas cosas, muchas teorías, muchas ideas, muchos razonamientos que solo son posibles si… –Pinta minuciosamente- …presta mucho atención a los detalles.
Lázaro aparece medio dormido y se dispone a comer sus croquetas de su recipiente de comida.
-Pero hay ocasiones,-continúa- en donde se produce cierto entendimiento dentro de uno mismo, en donde lo que puede uno sentir, se desborda por su cuerpo… –Moja el pincel en el agua-…hasta plasmarse en recipientes que le son gentiles.
Mira satisfecha el cuadro.
-En mi caso siempre fue la hoja en blanco. El lienzo en blanco, en este caso.
Da unas cuantas pinceladas más, mientras el gato se dirige a los muslos de Gabriela para acostarse.

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