El sentimiento arcaico del héroe me parece algo muy interesante para aprovechar en alguna obra mía. Primero, definámoslo. El personaje, arquetipo de la persona, lucha por alcanzar una meta, que él considera como algo importante para su vida, y por consiguiente, para la vida de los demás. Estos otros que aparecen, pueden pertenecer a su entorno (familia, amistades, miembros de una misma comunidad, ubicación regional compartida) o ser una unidad de significación pensada por un ideal (la sociedad, el mundo, la existencia en sí, otras realidades concebidas).
La mente del personaje busca instintivamente el crecimiento interno del mismo. Siente que si responde al llamamiento del destino en cuanto a su obligación, expiará las culpa que tiene.
Dichas culpas son la acumulación de todo lo que considera negativo en su vida. María, de Asemejame al viento, comienza la historia con diversas frustraciones tanto laborales como existenciales. Conocemos, a lo largo del relato, otras cuestiones que la motivan a actuar a su modo. A esto, se lo llama factor detonante, que vendría a ser, la gota que rebalsa el vaso, metafóricamente hablando. Cierto acontecimiento la impulsa a un accionar de circunstancias poco habituales, pero no tan extrañas con su ser o completamente inesperadas, que la conducen a una lucha de fuerzas contra un factor que se le presenta como opositor. Es ahí donde aparece el sentimiento arcaico del personaje, en la imitación (mímesis) del Hombre en el hecho de superar el obstáculo. Podría dejarlo pasar y no responder al problema; Sin embargo, es imposible hacerlo. Verónica, otro personaje de Asemejame al viento, intenta salirse de su sino, del habitus que la compone, con la grandeza predeterminada hacía ella. El conflicto aparece en esa situación, acarreando el desenlace de su momento en la historia.
Fragmento de un breve ensayo acerca de la filosofía imperante de la creación del personaje.
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