Doblando a la derecha por la avenida San Juan
yendo hacía el Bajo para poder pintar
de ocho a diez,
te esperan en la pared.
Lluvioso era aquel jueves por la noche
en un tacho encontramos partes de un coche
abandonado estaba,
ahí en la placita
también vimos bolsas abierta y una mesita.
Olía a comida barata, transeúnte y extranjera
la perdición espera a cualquiera,
un camino angosto para ver al perro que vomita
y nos da bollitos negros con agua bendita.
Si vos caminás por Boedo Town
y por periferia,
te encontrarás con gente diversa y costumbres impuestas
nada es mentira ni singular
cuando tu obsesión es por nada en particular.
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